jueves, 14 de marzo de 2013

HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL


HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL
1932 - 1936
Socios del Hogar Recreativo y Cultural


Lo que se cuenta a continuación es un humilde recuerdo a la ilusión y tenacidad de unos vecinos del barrio de La Prosperidad, hace muchos años. Ese sueño se llamó HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL y en él coincidieron las ganas de mejorar la sociedad y, concretamente, la formación de la gente de un determinado barrio, de un grupo de personas con una moderna manera de entender la educación. Y con el teatro como motor. A la cabeza de esos visionarios, mis abuelos: María Carrascosa y Daniel San José, unos adelantados a su tiempo. Valga este recuerdo como merecida reivindicación, memoria y homenaje a ellos, y a todas las personas que creen que este mundo se puede cambiar.

En esta historia aparecen las fotografías y los nombres de muchos hombres y mujeres que intervinieron en ella. Si algún lector reconoce a su abuelo, a su madre, a su tío… y sabe alguna anécdota o dato desconocido para mí, le agradecería que se pusiera en contacto conmigo para seguir completándola.

Para poder revivir estos hechos me he servido de documentos, programas teatrales, fotografías y manuscritos conservados durante todos estos años en mi familia, y, fundamentalmente, de la prodigiosa memoria de mi padre, Luis San José Carrascosa, quien a lo largo de mi vida me ha transmitido la enorme admiración que siente hacia sus padres. Esto está dedicado a él, memoria viva de tantas cosas.

Carlos San José Vargas


“… Pero entre aquella pléyade de alumnos hubo una niña que, asimilándose no sólo las enseñanzas que se cursaban en aquel Centro, sino las ideas puras de sus fundadores, cuando fue mujer hizo fructificar la simiente prendida en su generoso corazón, haciendo, no sólo la felicidad de su hogar, sino creando este que tenéis y que pudiéramos decir que es obra suya, trayendo a él toda la pura y santa ideología de aquel trío de hombres ya viejos y que la quieren como cosa suya,  trayendo su juventud, dispuesta al sacrificio, igualmente que la de su esposo, verdadera alma de este Hogar, haciendo el milagro de rejuvenecer, inculcando nuevas energías, a los viejos que ya creían su misión acabada. Aquella niña de entonces, esta supermujer de hoy, es María Carrascosa, para la que os pido una ovación cariñosa…”

Así escribía don Pedro Menéndez Pieri, primer presidente del HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL, el diez de septiembre de mil novecientos treinta y dos, en la Memoria del Curso 1932-1933.

María Carrascosa, nacida en el barrio de La Prosperidad, había estudiado en una sociedad benéfica llamada INSTITUCIÓN DE AMIGOS DE LA ENSEÑANZA, en la calle del General Zabala, 14. Para situarnos, hay que decir que hablamos de los primeros años del siglo pasado, y que los vecinos que habitaban el barrio eran extremadamente modestos. Este centro  nació del altruismo de una serie de gente resuelta en vencer la gran incultura de estas personas, y se sustentaba económicamente con la realización de rifas, bailes y, sobre todo, veladas teatrales organizadas y representadas por los mismos alumnos.

Éste es el germen de donde surgiría, años más tarde, el HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL. 

María Carrascosa y Daniel San José, también alumno de la Institución de Amigos de la Enseñanza, La Institución, como la recordaron cariñosamente durante toda su vida, eran grandes aficionados al teatro desde sus años de estudiantes en los que participaron en las representaciones de obras de Galdós, los hermanos Álvarez Quintero y Manuel Linares Rivas, entre otros autores, y pasaron varios años representando, escribiendo y dirigiendo obras teatrales, formando parte del CUADRO ARTÍSTICO FARSALIA, dirigido por Ricardo Soleto, con quienes pusieron en pie entre otras obras: Tierra baja, de Guimerá  (1 de junio de 1920); El Rayo, de Muñoz Seca (12 de agosto de 1920) y el entremés Eclipse Total, de Pedro Llabrés y del propio Daniel San José (7 de octubre de 1920).  Todas estas funciones se representaron en el Coliseo Tamayo, en la calle Luis Cabrera, 40. Unos años después crearon el CUADRO ARTÍSTICO DE LA PROSPERIDAD CARRASCOSA–SAN JOSÉ, e incluso actuaron acompañando a la famosa pareja teatral Loreto Prado y Enrique Chicote en el Teatro Cómico.
    




Alrededor de 1921 marcharon a Santander, donde Daniel fue destinado como funcionario de telégrafos. En esa ciudad se casaron, tuvieron tres hijos y permanecieron once años. Durante ese tiempo Daniel San José compaginó su trabajo con la escritura de artículos en prensa, obras de teatro y poesía.

Regresaron a Madrid y se instalaron de nuevo en La Prosperidad, ya que Daniel fue nombrado jefe de Telégrafos del barrio. A partir de ese momento vivieron en la calle Malcampo, en la propia oficina de telégrafos, y fue entonces cuando el espíritu emprendedor de María, unido al amor al teatro y a la cultura en general, y las ideas progresistas e igualitarias de ambos, les llevaron a fundar junto a un grupo de personas afines, el HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL, un sueño hecho realidad, un centro de enseñanza donde se ofrecieron cultura, conocimientos y formación gratuita a niños y mayores, con domicilio, primero en la calle de Canillas, 28, y más tarde en la calle López de Hoyos, 121, con recreo de verano en la calle Fernández de Oviedo, 3. Un proyecto iniciado con catorce socios y en el que llegaron a participar más de cuatrocientas personas. Un centro cultural, como lo llamaríamos en la actualidad, dotado con dos escenarios, biblioteca, aulas, salón de baile… y en el que se realizaron salidas campestres, conciertos, visitas a museos, bailes de carnaval y, desde luego, representaciones teatrales, base fundamental de su mantenimiento económico junto a las cuotas pagadas por sus socios. Porque ésta fue una aventura absolutamente altruista, sin ánimo de lucro, sin más intención que la de mejorar la vida de la gente de un barrio e intentar hacer de ella verdaderos ciudadanos. Un proyecto en el que se implicaron con todas sus consecuencias desde sus comienzos, aportando dinero, muebles, libros… y donde trabajaron incansablemente desde su puesta en marcha hasta su final.

Así escribía Daniel San José:

“Hora es ya, a mi juicio, de que dejando a un lado efervescencias y sentimentalismos de sus primeros tiempos, pasemos a hablar de la labor verdadera llevada a cabo por el Hogar: de la labor de él impulsada por sus hombres.

Sin duda alguna perdimos aquel aire primero de cosa íntima, de algo casero y de una muy relativa importancia.

El esfuerzo realizado hasta ahora por el Hogar Recreativo y Cultural es un esfuerzo de “alto bordo”, así subrayado.

Nos encontramos cobijados bajo nuestro techo más de cuatrocientas personas, a las que tenemos el deber de enseñar, de educar, de prestar cultura. Y no es extraño que estos profesores, nosotros, sintamos a veces en nuestras carnes y en nuestras conciencias un ligero estremecimiento producido por la duda.

¿Sabremos cumplir exactamente con nuestro deber? ¿Nos ahogará el peso de nuestra propia obra? He aquí todo.

Y nos contestamos a nosotros mismos llevando a efecto un esfuerzo mayor. Poniendo un mayor interés en el desempeño de nuestras clases y misiones, y estudiando, si cabe, para estar siempre escalones por encima de nuestros alumnos, para siempre tener algo más que enseñarles.

Viendo en nuestras aulas sentados, hombres hechos y derechos, mujeres, muchachos, niños… el profesor siente en su alma la idea de su responsabilidad, el orgullo de ser quien es; y es por esto que nadie falta a su deber, a su trabajo; y es por esto que los directores no tolerarán un ligero incumplimiento en la responsabilidad tan sagrada de esta misión tan superior.

Al niño no engañarle, no crearle en los comienzos de su vida una plataforma falsa, para que al caminar por su cuenta se le rompa y caiga. No. Base firme, educación franca, valiente, verdadera; que cuando piense por su cuenta sólo pueda decir: en efecto, esto es tal como me lo enseñaron.

Al hombre, formalidad, seriedad; tratarle como un hermano -hermano hombre-, razonar con él y discutir serenamente; plasmar en el papel o en el encerado el problema, la cuestión a resolver, y mediante la dosis mayor de raciocinio, ir cogidos de la mano hasta la resolución final.” (Boletín mensual del centro, 15 de enero de 1933)

Realmente estremece leer estas palabras escritas hace casi ochenta años. Unas palabras en las que se adivina el espíritu impulsor de lo que se podría llamar nueva escuela, en un país acostumbrado a la enseñanza tradicional e impartida generalmente por religiosos en la que, desde luego, no se permitía pensar a los alumnos por ellos mismos. No es de extrañar que el Hogar se convirtiera en un lugar de referencia y tremendamente popular.

Caracterizados para la representación de La chica del gato de Arniches
Otro miembro del Hogar, Germán Lacort, escribía en 1933:

“… ellos ahora gozan de las caricias de sus profesoras, aprenden jugando, pues que el Hogar desde su nacimiento, desterró las anticuadas disciplinas que convertían la escuela en cárcel, haciendo que el niño mirara con recelo y hasta con rencor las paredes de su jaula, y deseaba, o no entrar, o una vez dentro, que diera la hora de recobrar su libertad.

El profesor, en vez de ser un segundo padre, era considerado poco menos que el ogro de los cuentos de Calleja, al que había que observar sus movimientos, por si, aburrido de no hacer nada, se le ocurría, para hacer algo, aunque fuera un chichón, descargar su temible palmeta en la cabeza del por un momento distraído observador. Y entre espiar sus movimientos, ver si tenía buen o mal humor y pensar en la hora de la salida, el tiempo poco a poco se esfumaba sin que la memoria guardara el recuerdo del más diminuto párrafo de alguno de los libros de texto, que si por casualidad se aprendían, no se llegaban a comprender.

Pues bien, como antes decía, el Hogar ha desterrado esas antiguallas; el Hogar es un centro modernista, tanto, que hasta se sale de la esfera más moderna, buscando dentro de su órbita cosas que, concebidas por él, considera de más práctico y efectivo provecho”. (Boletín mensual del centro, 15 de abril de 1933)

Estas palabras hablan por sí mismas. ¡Son los años 30!  Sobra cualquier comentario.



Tanto profesores como alumnos realizaban su trabajo en el HOGAR RECREATIVO Y  CULTURAL después de sus obligaciones laborales.

“…Por lo que a la clase de declamación se refiere, será justo consignar que esta clase, base del mantenimiento del centro, es la que más sacrifica al alumno, que a diario se ve obligado a concurrir a ella, donde permanece hasta altas horas de la noche dedicándose al ensayo de las obras que han de representarse. Y se da el caso de que estos alumnos no tengan tiempo material para su descanso, ya que la mayoría de ellos vense precisados a trabajar durante todo el día; luego acuden a recibir sus lecciones y cuando esta obligación concluye, comienza el ensayo, que regularmente termina a las doce de la noche, excepto aquellos días en que la sesión nocturna les retiene hasta muy cerca de las dos de la mañana…” (Memoria curso 1932-1933)
De esta manera se siguió desarrollando su labor durante varios años, hasta que los vientos de guerra de 1936 desmantelaron el HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL. Los hombres y mujeres que lo formaron, que lo echaron a andar y que mantuvieron su espíritu con éxito, tuvieron que abandonar su ideal ante la realidad cruel que había estallado en España. Después de la guerra, unos se fueron exiliados a México, otros a Francia… y otros quedaron aquí, en su barrio, añorando, con toda seguridad, lo que había sido algo más que una utopía.


Caracterizados para la representación de Marianela

 
Mi abuelo, Daniel San José, a consecuencia de la guerra  civil y su compromiso republicano, fue expulsado de su puesto de trabajo en Telégrafos y, por consiguiente, él y su familia,  se vieron obligados a abandonar su casa. Tanto él como mi abuela, María Carrascosa, para poder vivir, tuvieron que dedicarse a otros menesteres, aunque nunca abandonaron su amor por el teatro. Años después continuaron poniendo en pie obras teatrales bajo los nombres de Cuadro Artístico Hogar del Imperial CACE y Sociedad Recreativa CARMEN, en el Salón Teatro de la Sociedad Cultural Vecinal en la calle Guerrero y Mendoza, 38 (Colonia Primo de Rivera).


         Y continuaron viviendo en el barrio de La Prosperidad, en las calles Alfonso XIII, Mantuano y Vinaroz, en ésta última hasta el final de sus vidas.

OTROS DATOS DE INTERÉS:

PRIMERA JUNTA PLENARIA DEL HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL

CARGOS ESPECIALES

Presidente, don Pedro Menéndez Pieri - Secretario, don Daniel San José - Administrador, don Germán Lacort

PRIMER PLENO

Doña María Carrascosa -Señorita María Ruiz del Valle - Señorita Paquita Gómez - Don Andrés Sandoval - Don José Arroyo - Don José Lopezosa

PRIMER CUADRO DE PROFESORES

Director de Estudios y profesor de Contabilidad y Cálculo mercantil, don Pedro Menéndez Pieri - Profesora de Instrucción Primaria (día), señorita María Ruiz del Valle - Profesora de Declamación, doña María Carrascosa - Profesora de Corte y Confección , doña Lucía Carrascosa - Profesor de Dibujo, don Andrés Sandoval - Profesor de Taquigrafía, don Germán Lacort - Profesores de Instrucción Primaria (noche), Don José Lopezosa y don Salvador Guiñales - Profesor de Idiomas, don José Arroyo - Profesor de Matemáticas y Ortografía , don Daniel San José

OTRAS PERSONAS VINCULADAS AL HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL

José Luis Uriarte – Andrés Uriarte – Dionisio Sánchez – Casimiro Victoria – Jacinta Escudero – José Ocaña – Paula Górriz – Luis Verdú– Luisa Carrascosa – Aurelia Carrascosa – Miguel Beneyto – Antonio Rodríguez – Jesusín y Alfredito Carrascosa – Antonio Rodríguez – Bartolomé Ramón – Silverio Muñoz – Filomeno Aguirre – Carmela Muñoz – Antonio Rodríguez – Manuel R. Maza – Ricardo Hernández – Vicente García Ruy Pérez - Marita Vilar - José María Teso - Victoria San José - José Luis Ortega - José Ibañez

ALGUNAS DE LAS OBRAS REPRESENTADAS POR EL CUADRO ARTÍSTICO DEL HOGAR RECREATIVO Y CULTURAL

El Abuelo, de Galdós

El genio alegre, Amores y amoríos, Marianela, El Chiquillo, El cuartito de hora, de los hermanos Álvarez Quintero
Juan José, de Dicenta

Tierra baja, de Guimerá

Dulces memorias, de Eusebio Blasco

Lo que no muere, de Manzano

Como hormigas y La cizaña, de Linares Rivas

La fuerza bruta y La malquerida, de Benavente

No te ofendas Beatriz y La chica del gato, de Arniches


7 comentarios:

  1. Muchas gracias, Carlos, por compartir cn todos algo tan íntimo como los recuerdos de tu familia. María y Daniel, tus abuelo, estarían orgullosos de ello. Tú también debes de estarlo.
    Porque esto que compartes es mucho más que unos simples recuerdos de familia o una muestra de orgullo.
    Es mucho más. Es dar ontinuidad a ese sueño que empezaron ellos hace tanto años y que quedó congelado en la dura nevera de los tristes acontecimientos y de la frágil memoria.
    Es hora de descongearlo. Es hora de que se conozca lo que María, Danie y tanos otros hicieron por potencial la cultura entre las clases populares en unas épocas de analfabetismo en un país que trataba de modernizarse.
    Pero no olvides, que aunque sus recuerdos quedaron perdidos en la memoria colectiva (no en la vuestra, por supuesto) lo que no cayó en saco roto fueron las semillas de cultura que sembraron en el barrio de Prosperidad y que fue la base cultural sobre la que se levantaron muchas familias.
    Muchas gracias a ti y a tu familia.

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  2. Me emociona ver las fotos y todas las referencias al Hogar Recreativo y Cultural del que tanto me hablaba mi abuela y mis tías, y me emociona poder leer escritos de Germán y Daniel. Estoy encantada ante la idea que has tenido de escribir sobre ellos y rescatar fotos del pasado. Por suerte, también mi padre, Joaquín Vilar Carrascosa, tenía una memoria privilegiada y una capacidad, creo que familiar, para contar sus recuerdos.
    Gracias por la iniciativa a la que me uno encantada. M.Cruz Vilar

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  3. Y a mí me ha emocionado y sorprendido muy gratamente leer tu comentario. Eres nieta de Enriqueta Carrascosa, ¿verdad? Hablé ayer con mi padre y recuerda perfectamente a tu abuela, a tu padre, a tu tía Marita... Compartimos recuerdos de nuestros mayores y no sabes la ilusión que me hace comprobar que no todo queda en el olvido.
    Seguiré poniendo fotos, documentos y textos en este blog y en el de "Los Carrascosa", que no se si has visto, y me encantaría poder contar con cualquier recuerdo o anécdota que puedas aportar.
    Me gustaría mucho poder charlar contigo pero no tengo ni tu correo electrónico ni tu teléfono. Te dejo el mío: caral1965@hotmail.com.
    Gracias otra vez por tu comentario.

    Saludos

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  4. Me ha interesado mucho este artículo, que trata de un período importante en la historia de mi familia paterna. Por desgracia, no conservo documentos de esa época, sólo recuerdos de lo que me contaba mi padre o mi tía. Sin embargo no desisto de encontrar alguna referencia a personas apellidadas Nieto o Munárriz.
    Muchas gracias por tu iniciativa.
    Saludos

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    Respuestas
    1. Hola Rubén,

      me he llevado una agradable sorpresa al leerte. ¿Entiendo por tu comentario que tu familia paterna formó parte del Hogar Recreativo y Cultural? Una de las cosas que me propuse al escribir sobre el Hogar era intentar localizar a otros descendientes de personas que hubieran tenido que ver con él.

      Me encantaría conocer los recuerdos de tu padre o tu tía. En cuanto a localizar alguna referencia a tus apellidos, voy a buscar en los papeles que conservo. Es posible que en alguno de ellos aparezcan. En cualquier caso, la documentación de la que dispongo nos ayuda a saber sobre el Hogar, pero es relativa con respecto a lo que significó. Demasiados años y una guerra de por medio...

      Me gustaría mucho contar contigo para seguir recuperando esta historia. Puedes comunicarte conmigo a través de este blog o http://carrascosafam.blogspot.com.es/,
      donde a lo mejor encuentras alguna referencia conocida. También, en mi correo personal caral1965@hotmail.com.

      Gracias a ti por leerlo y por tu comentario.

      Un saludo y seguimos en contacto.

      Carlos

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  5. Carlos:
    Tus abuelos fueron unos pioneros en fomentar la cultura a través del teatro.
    Creo que te lo he contado en más de una ocasión la anécdota teatral familiar. Mi abuelo, casi analfabeto de oficio albañil, sentía verdadera pasión por acudir a ver espectáculos dramáticos callejeros. Eso lo supe muchos años después cuando, mi maestro Josep Lluís Sirera. así me lo explicó. Debido a su oficio en la construcción celebraba la fiesta del 1 de mayo con mítines y representaciones teatrales en la calle. Allí fue donde debió aprender trozos de la obra Juan José de Dicenta la cual recitaba a su hija pequeña, mi madre a modo de sentencias dogmáticas de la vida. Ahora mismo me imagino la situación, grupos de teatro de aficionados como constituyeron tus abuelos mostrando obras que cautivaban al público iletrado como lo era mi pobre abuelo. Todos, en su justa medida, merecen ser reivindicados y recordados porque el olvido nos lleva a la frustración de un buen futuro. Gracias por recordarlos tanto a tus abuelos, como, en cierta forma, a los míos. Un abrazo.

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