viernes, 30 de junio de 2023

TREINTA DE JUNIO

Hoy sería tu cumpleaños. De hecho, lo es. Que no estés, que no te veamos, no significa que te hayas borrado de nuestras vidas. Nada más lejos de la realidad. Cada treinta de junio seguirá siendo, por siempre, el aniversario de tu nacimiento y prefiero acordarme de esta fecha que de una mala mañana de diciembre.

Creo que el día que naciste hacía un calor de infierno y que la comadrona que ayudó a traerte al mundo sudaba mucho y pregonaba que después de la faena se iba a ir a la piscina. Hoy también lo hace, como no podía ser menos en el inicio del verano madrileño. Un calor sofocante que no ayuda a respirar todo lo profundo que sería necesario para que el nudo que tenemos en el pecho se aflojara un poco.

La vida - y la muerte- es imprevisible. A pesar de todo, nadie podría pensar que te irías así, sin avisar, y que nos dejarías con un palmo de narices. Tan pasmados que después de seis meses todavía no nos atrevemos a enfrentarnos con tu partida y nos parece que estemos viviendo un mal sueño. Lo has hecho sin dar guerra y discretamente pero a lo grande, haciendo un mutis que ha dejado una estela digna de algunas de tus heroínas favoritas.

Hay mucha gente que me quiere y me cuida. Elena, Lucía y Olivia, claro; papá, mamá y un montón de buenos amigos pendientes de no dejarme caer. Pero siento que me he quedado sólo y con una sensación de abandono insospechada. Una especie de orfandad que me ha hecho comprender y sentir que, aunque siempre creí que a pesar de nuestras edades el hermano mayor era yo, eras tú quien me dejaba voluntariamente ese puesto de absurda sensatez. Era un invento tuyo para intentar soportar la vida adulta que nunca te gustó. 

Hoy quisiera regalarte otros pendientes y, aunque estoy seguro de que no me ibas a contestar, ¡te preguntaría tantas cosas...! Entonces te reirías de medio lado y encogerías los hombros. 

Ahora que ya estás en el País de Nunca Jamás no me queda más remedio que pelearme conmigo y con tu recuerdo.





jueves, 9 de marzo de 2023

DE MENOS

En días como ayer te echo de menos. Y cuando salta a mi vista o recuerdo algo sobre Agatha Christie, Frida Kahlo, María Montessori, Pearl S. Buck, la reina Hatshepsut, la dama azul de Javier Sierra o todas aquellas que tuvieron que vestirse de hombre para poder desarrollar sus vocaciones, tus preferidas. Estas y muchas más mujeres que conocí gracias a ti y cuando casi nadie hablaba de ellas. 

En realidad te echo, te echamos, de menos a todas horas, en cada momento, permanentemente. Es tanto lo que nos has dejado que me temo que va a ser una condena demasiado larga y dolorosa de cumplir porque el hueco es tan grande como tu humanidad. No hay demasiadas personas tan humanas, en todos los sentidos, como tú.

Y me dirijo a ti porque me consta que me escuchas.

Ya sabes, de lo bueno lo mejor y de lo mejor... lo superior.




sábado, 7 de enero de 2023

JOAN MANUEL SERRAT

Hace unos de días estuve viendo en la televisión el concierto que Joan Manuel Serrat dio en Madrid el mes pasado con motivo de su despedida de los escenarios.

Me gusta Serrat. He escuchado sus discos y hemos ido a multitud de conciertos suyos a los largo de los años pero lo del otro día me pilló desprevenido. Debe ser que estoy algo despistado y no conté con el torrente de imágenes y recuerdos que sus canciones me iban a echar a la cara y al corazón.

Para mí es imposible pensar en Serrat y no ver a mi hermana Marisa. Incluso en su último viaje, como escribió Machado y cantó el mismo Joan Manuel, la acompañamos con Cantares de fondo. Mi infancia y adolescencia, sobre todo en los veranos mediterráneos, van ligados al inconformismo y las protestas continuas de mi hermana con la banda sonora de Tío Alberto, Lucía, Fiesta, Vagabundear, De parto, Campesina, De cartón piedra y tantas otras. Las he cantado tanto... en casa, con Elena, en los viajes, con mis amigos. Hasta en la oficina con Sole, ¿te acuerdas? Soneto a mamá, Romance de Curro el Palmo o las Coplas por la muerte de Don Guido.

Cuando, con casi ochenta años, recordó emocionado a Miguel Hernández y contó su vida por si alguien aún no la conoce, que los hay, o cuando hizo un alegato por la defensa del planeta con esa joya que se llama Pare, pensé en lo afortunado que he sido con que las canciones de este hombre y su forma de entender la vida me hayan acompañado desde siempre y lo sigan haciendo. La música, las canciones, no son solamente eso. 

Y ahora va y se retira. Algo bastante sabio, por cierto. Y ofrece sus últimos conciertos en el mismo fatídico mes en que mi hermana decide irse. Parece que hubiese pensado que sin Serrat la vida no vale la pena. 

En fin... son esas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón. Esas que, como un ladrón, nos acechan detrás de la puerta, nos tienen tan a su merced como a hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que nos sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.