sábado, 7 de enero de 2023

JOAN MANUEL SERRAT

Hace unos de días estuve viendo en la televisión el concierto que Joan Manuel Serrat dio en Madrid el mes pasado con motivo de su despedida de los escenarios.

Me gusta Serrat. He escuchado sus discos y hemos ido a multitud de conciertos suyos a los largo de los años pero lo del otro día me pilló desprevenido. Debe ser que estoy algo despistado y no conté con el torrente de imágenes y recuerdos que sus canciones me iban a echar a la cara y al corazón.

Para mí es imposible pensar en Serrat y no ver a mi hermana Marisa. Incluso en su último viaje, como escribió Machado y cantó el mismo Joan Manuel, la acompañamos con Cantares de fondo. Mi infancia y adolescencia, sobre todo en los veranos mediterráneos, van ligados al inconformismo y las protestas continuas de mi hermana con la banda sonora de Tío Alberto, Lucía, Fiesta, Vagabundear, De parto, Campesina, De cartón piedra y tantas otras. Las he cantado tanto... en casa, con Elena, en los viajes, con mis amigos. Hasta en la oficina con Sole, ¿te acuerdas? Soneto a mamá, Romance de Curro el Palmo o las Coplas por la muerte de Don Guido.

Cuando, con casi ochenta años, recordó emocionado a Miguel Hernández y contó su vida por si alguien aún no la conoce, que los hay, o cuando hizo un alegato por la defensa del planeta con esa joya que se llama Pare, pensé en lo afortunado que he sido con que las canciones de este hombre y su forma de entender la vida me hayan acompañado desde siempre y lo sigan haciendo. La música, las canciones, no son solamente eso. 

Y ahora va y se retira. Algo bastante sabio, por cierto. Y ofrece sus últimos conciertos en el mismo fatídico mes en que mi hermana decide irse. Parece que hubiese pensado que sin Serrat la vida no vale la pena. 

En fin... son esas pequeñas cosas que nos dejó un tiempo de rosas en un rincón, en un papel o en un cajón. Esas que, como un ladrón, nos acechan detrás de la puerta, nos tienen tan a su merced como a hojas muertas que el viento arrastra allá o aquí, que nos sonríen tristes y nos hacen que lloremos cuando nadie nos ve.