Ha pasado poco tiempo y la casa está vacía. Un silencio ensordecedor nos recuerda a cada segundo lo que se le echa de menos.
En el hospital todo se detiene. No existen la prisa, la mañana ni la noche. Sólo la calma chicha de quien espera no se sabe qué. Ahora todo es más complicado. Ya conocemos la resolución al enigma y no nos gusta. Por contrario, los días pasan deprisa y nos parece mentira que el tiempo avance como si nada hubiera pasado y seamos capaces de seguir viviendo con su ausencia. Un mal sueño del que vamos a despertar en cualquier momento para ir a abrazarle y decirle lo agradecidos que estamos por haberle conocido y tenido cerca.
Pocos días después de la muerte de mi padre, mi madre nos dijo que quería comprar un jersey negro para vestirse de luto. No somos personas muy tradicionales en ese sentido y nunca lo ha hecho en situaciones parecidas anteriores, así que le hice saber mi extrañeza. Su contestación austera, rotunda y sencilla, como ella misma, me ha hecho pensar durante días. Me dijo literalmente: “papá era mucho papá” y no he encontrado una manera mejor de explicar lo que estamos sintiendo.

Qué personal y qué universal. Y qué forma más certera de expresar algo tan profundo y difícil. Gracias por compartirlo. Zita
ResponderEliminarUn abrazo Carlos. La vida nos sorprende una y otra vez ante situaciones similares. No todos somos iguales y es evidente lo que significa para tu madre.
ResponderEliminarQue bien escribes papá y qué razón tiene la abuela❤️🩹
ResponderEliminarMaravillosa descripción y qué buena reflexión. Gracias por ser, estar y compartir. Un gran abrazo para ti y muchos besos para tu madre.
ResponderEliminarPrecioso Carlos, Luis era y es mucho Luis.
ResponderEliminarElla sabe lo q necesita y lo pide, eso facilita un poquito las cosas del sentir. Un abrazo grande familia
ResponderEliminarQue bello! Abrazos mil
ResponderEliminarPrecioso. Un abrazo muy fuerte, para ti y toda tu familia, Carlos.
ResponderEliminarUn abrazo Carlos, mucho ánimo!!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Carlos.
ResponderEliminarEse dolor no tiene más color que el negro, como el agujero sin fondo que dejan en el alma. Qué cruel la vida que no se para al perderles. Un abrazo enorme Carlos
ResponderEliminarEstimado Carlos. Los padres son nuestros pilares para comprender lo que somos. No nos damos cuenta de ello hasta que sufrimos su pérdida, pero no te preocupes, tu padre sigue contigo porque está en tu corazón y siempre estará contigo mientras lo recuerdes siempre con una sonrisa. Un abrazo.
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