Hola papa,
te escribo porque creo que es la
mejor manera de contarte algunas cosas que siento desde tu partida. Tengo la
sensación de tener una herida que supura lentamente, poco a poco, sin hacer
costra. Una herida que me permite vivir pero que no deja de molestar y de hacer
daño.
Este fin de semana mamá y yo nos
hemos visto de una sentada la serie de televisión Los pacientes del doctor García. Está basada en una novela de
Almudena Grandes con el mismo título y todavía no sé cómo se nos habían pasado
hasta ahora. Libro y serie. Y es que es todo tan tuyo, tan nuestro…
Te hubiera encantado a pesar de que en más de una ocasión te habríamos escuchado decir “a estos actores de ahora no se les entiende nada”. Desde el principio nos sentamos y casi no nos pudimos levantar hasta el final. Detrás de cada personaje hay una persona de la que nos has hablado, de cada situación un recuerdo y de cada conclusión la triste realidad. Parece que hubieses dictado algunas de las frases de los diálogos.
Aunque es una emocionante historia
de espías también lo es de ideales y de derrotas, de amistad y de traición, de
verdad y de mentiras… De malos y de buenos.
Los que te queremos no hemos
dejado un momento de tenerte con nosotros pero viendo esta historia, mamá y yo nos hemos mirado sin necesidad de hablar porque no hemos podido evitar
acordarnos de tu claridad mental, de tu bondad y tu honradez. De tu memoria y
tu lucidez que nunca olvidaron una guerra y una posguerra infames. Tantas veces
te he escuchado hablar y contarnos qué pasó después, como muchos españoles
habían ayudado a derrotar a los nazis y como los aliados dejaron a su suerte a
este país tan raro y tan necesitado de sensatez.
Llega la transición, en la que te
vi claramente en el protagonista, y la historia termina con el regreso de la
Argentina, treinta años después de haber “emigrado”, de su amigo del alma que,
para colmo, se llama Manolo. Tú ya sabes, papá. No necesito contarte más.
Hay heridas que no cierran pero
de vez en cuando un poquito de antibiótico ayuda a que la infección no se
extienda. En esta ocasión, esa penicilina me la ha dado el doctor García. Creo
que te habría gustado mucho conocerle.
Un abrazo muy fuerte, papá.
Cuídate mucho.