miércoles, 8 de enero de 2025

El luto

Ha pasado poco tiempo y la casa está vacía. Un silencio ensordecedor nos recuerda a cada segundo lo que se le echa de menos.

En el hospital todo se detiene. No existen la prisa, la mañana ni la noche. Sólo la calma chicha de quien espera no se sabe qué. Ahora todo es más complicado. Ya conocemos la resolución al enigma y no nos gusta. Por contrario, los días pasan deprisa y nos parece mentira que el tiempo avance como si nada hubiera pasado y seamos capaces de seguir viviendo con su ausencia. Un mal sueño del que vamos a despertar en cualquier momento para ir a abrazarle y decirle lo agradecidos que estamos por haberle conocido y tenido cerca.

Pocos días después de la muerte de mi padre, mi madre nos dijo que quería comprar un jersey negro para vestirse de luto. No somos personas muy tradicionales en ese sentido y nunca lo ha hecho en situaciones parecidas anteriores, así que le hice saber mi extrañeza. Su contestación austera, rotunda y sencilla, como ella misma, me ha hecho pensar durante días. Me dijo literalmente: “papá era mucho papá” y no he encontrado una manera mejor de explicar lo que estamos sintiendo.