Paixarinos que vais cantando decidle a ella... se escuchaba en mi casa desde un disco de la compañía Belter en cuya portada un muchacho taciturno con sandalias y guitarra esbozaba una sonrisa tímida. Yo era muy crío pero a mis hermanas les gustaba mucho y anoche cuando Víctor Manuel, en su concierto en Rivas, empezó a cantar esa frase, sin pensar, se me llenaron los ojos de lágrimas y la congoja se apoderó de mí.
Le he seguido, escuchado y visto infinidad de veces pero la emoción sentida anoche, tal vez porque yo estoy algo blandengue, no se me va a olvidar. Fue un concierto medido, sentido y austero, a pesar de cantar arropado por una orquesta sinfónica y un coro, los de mi pueblo. Un concierto sin concesiones a lo "fácil" del que sabe que le sobran tablas y repertorio y se puede permitir el lujo de cantar lo que le dé la gana. Hace cuarenta y tantos años que compuso para su amigo Miguel Ríos "El blues del autobús" y si en ella afirmaba que sabía más por perro que por viejo, ahora, ya viejo, reparte sabiduría y bonhomía desde el escenario de una manera sencilla, nada pretenciosa, en estos tiempos de pedantes imposibles donde todo el mundo opina de todo sin saber de lo que habla. Como si eso fuera fácil.
Escuchar a la sirena pedir al pescador que se vaya con ella al agua me sobrecogió casi tanto como la primera vez que la escuché; volví a sentir cómo si estuviera en aquel Mieres pre reconversión industrial el run run del tren de chapa; a oler, ay amor, la hierbabuena del jardín y la emoción bloqueó mi pecho y rompí a llorar de nuevo con aquella pareja a la que las hormigas le corren eternamente por los pies.
Víctor Manuel es mayor pero tengo la impresión de que sigue siendo aquel corazón tendido al sol que escuchaba de adolescente, esta vez desde un disco mío, que me enseñó que alguien a quien no conoces puede sentir y cantar cosas como si lo hicieras tú. Y ahí sigue, seguimos, teniendo la certeza de dos o tres cosas nada más y echando a andar cada día intentando buscar la paz invencibles de moral.
Gracias, Víctor Manuel, por seguir reivindicando que para la ternura siempre hay tiempo.
Emocionante el concierto...Víctor nunca defrauda....cómo ha sido emocionante leerte...Gracias Carlos.
ResponderEliminarQue bonito lo que has escrito Carlos, me siento identificada, gracias por expresarlo tan bien
ResponderEliminarPrecioso, Carlos. Qué poético resumen de una vida acompañada por las canciones de un músico tan grande.
ResponderEliminarCarlos,al leer tus palabras transmites tanta emoción,tanta ternura que me es difícil contener la emoción,y que no la quiero contener,que para mí es lo que nos hace humanos.Y si,sigamos invencibles de moral.
ResponderEliminarGracias Carlos,
Carlos la anónima es Maribel😄
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